lunes, 20 de diciembre de 2010

La Torre de Babel, ¿en Babilonia?

La mítica Torre de Babel, de la que cuenta el Génesis que fue construida por los hombres para alcanzar el cielo, ha sido identificada con un zigurat de siete plantas construido en Babilonia, entre los siglos VI-IV a.C.

Reinaba por entonces Nabucodonosor II, de la dinastía caldea, estirpe a la que se le debe haber promovido el resurgimiento de Babilonia, a la que sacó de la decadencia con un programa arquitectónico de primer orden.

Construyó este rey una ciudad basada en un cuidado urbanismo con una doble muralla con ocho puertas dedicadas a una divinidad diferente. Introdujo como novedad la construcción de muros de adobe de diferente espesor separados por un foso, en un intento de defender a la ciudad del enemigo. Hizo colocar aceras en las calles, vías ceremoniales y puertas profusamente decoradas, como la de Ishtar, que lució dos torreones decorados con ladrillo policromado y que se convirtió en uno de los emblemas de la ciudad.

También lo fueron los diez templos que se erigieron, entre los que se encontraba el “etemananki”, una gran mole de adobe recubierta de ladrillo, similar en su aspecto a un zigurat, pero de grandes dimensiones y llevada a la perfección. Hasta entonces este tipo de construcción religosa había alcanzado tres alturas, sin embargo en el “etemananki” se llegaron a construir hasta siete pisos, cada uno de ellos decorado con colores diferentes.

De haber lucido este aspecto, este gran zigurat, identificado con la Torre de Babel, debió causar una gran impresión, sobre todo por el templo propiamente dicho que lo coronaba en la cúspide, recubierto de ladrillos de color azul claro que, con el reflejo del sol, debió crear un efecto óptico abrumador.

sábado, 18 de diciembre de 2010

10 descubrimientos arqueológicos de 2010

El Archaeological Institute of America ha publicado los diez descubrimientos de 2010 en su revista sobre arqueología. Merece la pena echar un vistazo a este listado de hallazgos porque, a buen seguro, servirá de referencia para el estudio de esta materia. Esta organización, que fue fundada en 1879, cuenta con 250.000 miembros de más de cien sociedades de Estados Unidos, Canadá y otras zonas.


El esqueleto de un homínido de 3,6 millones de años desveló que caminaba erguido como los seres humanos. Un hallazgo de importancia, ya que se pensaba que este hecho se había producido después.

Un barco, al que se le ha bautizado como HMS Investigator, fue descubierto en aguas canadienses abandonado en el hielo en 1853 en la misma posición en la que quedó 150 años atrás.



Una tumba de un rey maya fue hallada en Guatemala bajo la pirámide “El Diablo”, en El Zotz. La cámara mortuoria data de entre los años 300-600 d.c. Fueron encontradas esculturas en buen estado de conservación.


Una investigación oficial sobre una excavación ilegal dio con la gran tumba de piedra del rey Hekatomno, de piedra y del año 390 a.C.



Otros de los hallazgos destacados son:

  • En Creta se hallaron cuevas y terrazas marinas que albergaban hasta 2.000 herramientas de piedra de cuarzo.
  • Dos centros ceremoniales de unos 4.000 años, y pertenecientes a la cultura Bracamoros, de antigüedad fueron encontrados en la selva norte del Perú.
  • El primer borrador del genoma del neandertal fue descifrado y reveló que el “homo sapiens” euroasiático comparte del 1 al 4 por ciento de su ADN con los neandertales.
  • Unas tumbas en Tophet de Cartago, Túnez
  • Los restos de una iglesia en Jamestown, estado de Virginia, EEUU
  • La técnica radiocarbónico no destructivo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Toros alados androcéfalos o lamassu


Quienes hayan visitado el Museo del Louvre, en París, o el Británico, en Londres, y hayan recorrido las galerías dedicadas a Mesopotamia, muy probablemente tengan un recuerdo vivo de unos toros alados de gran tamaño, apostados en las paredes de estos museos. Para quienes se preguntan qué son y qué representan, ahí van unos cuantos datos.

Se trata de toros alados androcéfalos o, lo que es lo mismo, toros con cabeza de hombre y alas de grandes dimensiones, llamados lamassu.

Es uno de los elementos escultóricos característicos de la cultura asiria erigido durante el apogeo de la época neoasiria, entre los siglos IX y VII a.C. Los motivos animales fueron un recurso habitual en las prácticas artísticas de esta época. El toro fue comparado con el guardián que protege los dominios de la amenaza del enemigo, por lo que estos toros fueron colocados en las estancias de los palacios, así como en los pasillos que conducían a ellas.

A la función simbólica protectora del toro en esta cultura, se sumó una característica propiamente estética, al situarlo a la entrada de estancias o en los pasillos del palacio, así como una arquitectónica, dado que ambos toros alados sujetaban un arco abovedado. La dimensión dada a estas figuras sirvió también como reflejo de la magnificencia del poder asirio.

El robusto cuerpo, las patas y sus pezuñas, la cornamenta y la cola reflejan las características del toro, mientras que la cabeza humana, con barba y corona, pone el contrapunto a la tosquedad de esas formas. Se observa en las alas, que cubren parte del lomo del toro y se elevan por encima de éste, un detallado plumaje tallado. Tanto el lateral del toro como la parte frontal fueron engalanados con adornos.

Una característica fundamental de este conjunto escultórico es la peculiaridad de que fueran esculpidas ambas figuras con cinco patas en lugar de cuatro; un recurso estético que permitía observarlos de frente y de lado. Es posible apreciar las cinco patas si se mira la figura en ángulo oblicuo.

Foto: Flickr