domingo, 30 de mayo de 2010

Abu Mena ayer y hoy


Al sudoeste de Alejandría descansa, desde finales del siglo IV, un complejo monástico considerado centro neurálgico de los peregrinos cristianos. Se trata de Abu Mena, un conjunto de edificios de los que poco queda ya y que ocupa 182.7200 hectáreas. La Unesco lo incluyó en 2001 en su lista de patrimonio en peligro por el impacto que había tenido en la estructura de sus edificios el aumento de agua acumulada en el subsuelo de la zona.


El suelo arcilloso en el que fue construido este centro religioso se resiente cuando se humedece y, como consecuencia, las estructuras se ven afectadas por el exceso de agua. Así, se han formado hondas cavidades en la tierra, lo que ha obligado a las autoridades a rellenarlas con arena. Con esta medida, que continúa siendo insuficiente, se ha logrado poner un parche a un problema que, por ahora, no encuentra remedio.


Se le ha prestado, sin embargo, atención desde hace años. Desde principios del siglo XX, se han llevado a cabo varias expediciones en la zona, gracias a las que hoy es posible apreciar, o más bien imaginar, una iglesia, un baptisterio, basílicas, edificios públicos, calles, monasterios, viviendas y talleres. Un conjunto de edificios que fue considerado el principal centro de peregrinación cristiano de Egipto. El mismo lugar en el que, entre finales del siglo III y principios del siglo IV, el gran mártir de Menas, un egipcio y funcionario militar, cayó muerto a lomos de un camello tras haber sido torturado por quienes lo acusaron de profesar la fe cristiana. Sus restos fueron recogidas por sus fieles y trasladados a una cripta, hoy en Abu Mena, donde descansan al amparo de arqueólogos y científicos, que trabajan por no relegar al olvido estos restos.

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