miércoles, 26 de mayo de 2010

Guerreros de Xian a cuatro patas

Los guerreros de Xian no fueron los únicos en acompañar al emperador Qin tras su muerte. Un grupo de caballos también lo hicieron. Agrupados tras los miembros de este peculiar ejército o al frente de carros de bronce, sus figuras sorprenden por su valor artístico. Sus bocas abiertas despiertan interrogantes por el hecho de que un caballo rara vez abre sus fauces si no es para comer. ¿Acaso están relinchando? Pero, ¿por qué? A diferencia de los guerreros, que no comparten rasgos entre ellos, los caballos son iguales. A simple vista, su baja estatura, sus muslos, sus lomos o sus cuartillas invitan a compararlos con una vaca o un toro. Sus rostros, sin embargo, son inquietantes. Miran al frente, con semblante serio y dispuesto. Aparentemente, no descansan. Lo transmiten sus marcadas mandíbulas, sus espigadas orejas, sus amplios hollares y sus afiladas crines. Uno de ellos parece haber divisado algo a lo lejos. ¿Qué será?

1 comentario:

  1. Apasionante descubrimiento, atinado Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

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